sábado, 27 de diciembre de 2008

Instancia (III)



Momentos en la vida en la que la instantaneidad de esta te devora al pasar una fracción de segundo, al hecho de que el "instante decisivo" sucede al tiempo -ya pretérito- al momento de ser percibido. De manera tan vaga como la caída misma, hasta la complejidad de escoger el rumbo de una vida, o bien, de unos sueños; pasando tanto por la tranquilidad de un bocado, hasta la vertiginosidad de empartir en alguna aventura.

Es meramente cruel. El que existan esas instancias que crean una eternidad en nuestra mente, que no logremos concretar un pensamiento al momento necesario en el que el mismo es planteado, que los eventos nos pasen de largo y nos convirtamos en espectadores de nuestra propia vida, transgrediendo la idea principal de la comunicación, el proyectar lo ya íntegramente pensado: el comunicarse.

Porque las ideas navegan, y como fluyen se esfuman, y como crecen... mueren. Vuelan a veces mas allá de lo que el habla nos permite silabar, mas no tan lejanas que no puedan ser expresadas; si después de todo, la mirada misma cuenta con más cuerdas vocales de las que ni el más grande tenor se podría jactar. Y una mirada, como la tuya o mía, tan insignificante que te parezca, no puede ser negada, fingida, ni jamás olvidada.

Estos son días en los que recuerdo que el insomnio no es mi amigo, de eso no hay duda, ni resentimiento alguno; pero en mi mente se recrean las batallas mas majestuosas jamás libradas en los llanos. Pues alguna vez estuve días, digo meses, encerrado con mis pensamientos, temiendo... sufriendo -literalmente; pero existiendo noches tan largas como estas, quien necesita prisiones, cuando no se tienen respuestas de todos modos.

Y es entonces cuando maldigo a los instantes, y al porque no pueden simplemente quedarse en su tiempo pretérito y dejar de ser. Pues' ¿Cómo es que solo se quedan ahí son avanzar, y peor aun, sin siquiera esforzarse? El como me aferro a la idea de resolver cada dilema es lo que me sofoca por dentro, más que cualquier otro mal palpable.

"En otros casos, el congelado del tiempo constituye, simplemente, una estrategia para provocar un potente efecto de extrañamiento en el espectador..." La vida son instantes. Los momentos, las ideas, los caminos, las líneas trazadas por estos, todos dejan su huella en nosotros... y somos quienes decidimos a que aferrarnos, sea esta o no la elección correcta, o simplemente, la menos desacertada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es bueno saber que haz trabajado en tu ortografia... :)


atte:
Mercedes (jajaja...)